La danza es en lo personal ese bello terreno que hasta hace poco he conseguido liberar de ideas preconcebidas y empezar a trabajar desde lugares propios. Sin duda alguna, ha sido el trabajo con mi cuerpo en movimiento ese espacio en el que se abrieron puertas emocionales y creativas que sinceramente sentía lejanas. El trabajo desde el “yo” ha dado cabida a entender lo que realmente me identifica en la danza. Y si bien aún me encuentro muy lejos de definirme, se han empezado conversaciones internas que dan pie a que se geste algo en mí. Este espacio para mí fue un reto, antes de abordarlo me consideraba un ejecutante con la necesidad de ser guiado en cada uno de los movimientos en la ejecución, sin mediar realmente con aquello que yo tenía para darle a la interpretación y por ende mi diálogo con el del material propuesto no existía. No le daba a mi lenguaje la relevancia que este merecía.
Sin embargo, el trabajo y estudio del movimiento y la improvisación, me han hecho entenderme en movimiento, me ha ayudado a extraer aquellas cosas que son mis patrones genuinos y aquellos que he adoptado como propios de las técnicas con las que he estudiado. Sinceramente, con la guía de Jenny Ocampo, he entendido que aquello que uno llama “virtuosismo” se presenta en la vida en diferentes niveles y capas. El virtuosismo, y encontrar las diferentes variantes del mismo es una búsqueda mágica que no deja de maravillar.
Los lugares que habité en clase y generaron cosas en mí fueron varios. Muchos en nuevas formas y otros en maneras conocidas, pero ignoradas hasta cierto punto. Acá pondré en palabras un poco de aquello que yo considero valioso de este en mi proceso como artista.
1. El Sistema
Entenderme como un sistema, en sí mismo compuesto de sistemas, ha sido algo que me ha nutrido en mi proceso. Comprender cómo esos lugares se constituyen, cohabitan mi interior y tienen voces que a menudo ignoro fue interesante. Pero lo fue aún más empezar a generar dichos puntos de conexión y conversación. Comprender mi cuerpo como una multiplicad de voces hace que la investigación propia no sea tediosa. El diálogo de cada uno con la parte erudita de un yo hace que se gesten conversaciones que vale la pena rescatar y revivir. La danza fue mi medio para llegar ahí, fue el puente para comprender aquello que merece ser escuchado.
Fue así mismo interesante sentir. Entender qué fibras movía cada lugar que transitaba y cómo estás eran afectadas con diferentes cualidades dependiendo del lugar de procedencia del estímulo.
1.01. El Sistema Duro
El sistema óseo es uno que me interesa mucho, ya que por un lado permite que la ejecución tenga una cantidad de matices increíble al ir comprendiendo el lugar del cual departe el movimiento. Y por el otro, he vislumbrado en algunas ocasiones aquello que Jenny menciona como “el sistema que permite que el movimiento sea más eficaz”. He conseguido en ocasiones sentir una conexión creada, que requiere de concentración, pero que aveces es una delicia encontrar.
La imagen que me hace realmente sentir que estoy trabajando desde los huesos es el imaginar que cada extremo de mis huesos tiene hilos de marioneta atados, el titiritero es el cerebro, y el cuerpo obedece, sin imponer peros al movimiento. Esta imagen me ha permitido aproximarme a lo que quiero que sea mi movimiento.
1.02. El Sistema Elástico
El sistema elástico para mí se evidencia en la piel, el músculo o las articulaciones. Esos lugares que no son hueso, pero que soportan una conexión con estos que hace posible el movimiento. Mi forma particular de generar esta relación realmente ha sido un poco graciosa. La incómodidad ha sido el lugar que me ha ayudado a entender los alcances de mi cuerpo, y por ende a explorarlos. Las extensiones de mi cuerpo son lugares que no suelo explotar. Paso por ellas por encima y las siento de vez en cuando pero no escarbo en ellas para rescatar material.
Mi primer referente fue: desperezarme. Esos momentos en los que mi cuerpo es genuinamente excéntrico me ayudaron a tener un atisbo de lo que es estar yendo lejos con él. La sensación es casi que un hormigueo en la zona que estiro. Dicho hormigueo en mi cabeza es la sensación de la sangre fluyendo por un lugar o una extensión a la cual no acudo con consciencia.
El sentir que mi cuerpo llena el espacio hace que mi energía también quiera hacerlo, y el bailar con esa potencia hace que me sienta en confianza con mi ejecución. Me permite dejar de buscar aprobaciones o validaciones más allá de las propias. El sistema elástico me permite comprender que aquello que se genera en mi danza es tan válido como lo que se gesta en la del otro. El sistema elástico es, para mí, el atisbo de encontrar, dentro de mí, la belleza que encuentro en la ejecución del otro.
1.03. El Sistema Orgánico
El sistema orgánico es un lugar que no para de fascinarme. Antes no tenía la tendencia de ir hacia adentro para buscar imputs creativos, pero ha sido casi como abrir de ojos. Darme cuenta de que hay literalmente un mundo adentro buscando ser trabajado. Cada una de las partes de mi cuerpo buscan contar una historia, trayendo cada una dentro de sí una narrativa, voz y sensación especial. Me pasa mucho que cada vez que me relaciono con órganos específicos hay imágenes que se repiten. En el caso de los pulmones son o alas o nubes. En el caso del estómago es una botella o un monstruo. Los riñones son una papa o un globo de agua. Sin embargo, mi hígado es el único que siempre llega a mí con su forma tal cual es, nunca en imágenes.
Así mismo, cada que llega esta imagen, trae consigo la sensación que ese órgano está dispuesto a dar en ese instante. Igual que la imagen, estas sensaciones suelen repetirse mucho. Manteniendo los ejemplos previamente mencionados: los pulmones me hacen sentir que floto, con tendencias a apariciones de relevés en mi corporeidad. El estómago me trae una sensación de mareo, mi cuerpo empieza a genuinamente sentirse mareado, y por ende, realenta su movimiento, genera tendencias a disminuir las velocidades. Los riñones llegan a mí con la idea del peso, mis brazos se descuelgan y empiezo a bailar en un plié constante. El patrón sin embargo, de igual forma se repite. Mi hígado participa de la conversación, pero no de manera tan activa. De igual forma, siento que es importante el notar que lo que más me llama la atención de esta investigación con los órganos, es la forma en que cada uno busca realmente que su voz sea escuchada.
Aveces me pasa que algún órgano simplemente no quiere hacer parte de la exploración, porque ese día no había mucho que fuese a aportar. Pero otras, me pasaba que habían ciertos órganos, como el corazón, que estaban con la necesidad imperante de guiar el hacer movimiento. Y era así como la improvisación llegaba a otros niveles. Mi corazón se siente literalmente como el mar, en constante cambio y preparado para sorprender.
El trabajar desde el lugar que me proponía el diálogo fue muy nutritivo. Mediante una charla interna respecto a las inspiraciones que aportaba el órgano y la forma en que mi mente lo hilaba daban inicio a que aparecieran los cimientos de aquello que me atrevería a llamar una dramaturgia incipiente. El ver el proceso surgir de forma tan interna y genuina me llenó el corazón. Fue realmente el permitirme estar, lo que empezó a permitir la llegada de algo más.
2. El Espacio
La relación con el espacio es una que, a mis ojos, nunca se termina de construir. Tanto el espacio como nosotros mismos nos encontramos en un constante cambio, y el entender que en cada pequeña variante hay un mar de posibilidades espermitirse maravillarse en la cotidianidad. Me ha funcionado mucho la idea de pensar el espacio en mi cabeza como los planos. De esta forma, con cada uno de los elementos que tengo a la vista, estando presentes también en mi cabeza se da una interacción que se siente más real.
El tacto y el realmente dejarme adentrar en permitirme permearme por aquello que está ahí. Es algo que entiendo como una pista hacia un pasaje creativo. Y así como existe mucho que recoger de esta búsqueda, también hay un arduo camino para poder llegar a los lugares que la misma ofrece.
2.01. El Espacio Geométrico
La forma en que yo realmente he conseguido entender esta vertiente del trabajo con el espacio ha sido el pensar en las formas y figuras que existen, dejar que estas ingresen en la forma humana y ver qué surge de dicho diálogo. Las formas geométricas están en todo lado y momento, en la misma cotidianidad vemos múltiples ejemplos de cómo esta es llevada a diferentes extremos en los que se da cabida a que la misma figura exprese relatos únicos. Para mí, mis dos mayores referentes de estos fueron la arquitectura y las esculturas.
Las estructuras arquitectónicas modernas han venido, cada vez con más frecuencia, generando mayores espectáculos visuales que consiguen con las formas tradicionales ser impactantes e innovadores para la vista. Esta misma característica la encuentro en las esculturas de artes plásticas, con formas en las que se ha venido trabajando por siglos, se siguen encontrando formas de hacer que cada nueva creación sea por poco igual de iquietante para el espectador que la anterior, intentando siempre llevar conseguir cautivar a quien sea que entre en contacto con dicha pieza. Eso fue para mí la geometría al bailar, fue empezar a entender que aquellos lugares que en mi cotidianidad pensaría como habituales estaban dispuestos a entregarme bocanadas de aire creativo, en la que cada inhalación estaba dispuesta para que mi cuerpo tomara impulso para descubrir algo nuevo.
El trabajar con líneas, círculos, espirales, etc, dejó de ser algo impuesto y empezó a ser algo que llegaba cuando debía. Sentir que las cadenas musculares de mis hombros querían generar una espiral en mi tren superior pero mis dedos pulgares de los pies buscaban que en la parte inferior primaran las líneas fue una investigación bastante interesante. Fue sentir que mi cuerpo entraba en un diálogo con aquello que estaba afuera, pero también adentro.
2.02. El Espacio Arquitectónico
Empezar a aprovechar los insumos que tenía en el diario y aquellas cosas que pasamos por alto muchas veces dentro de la creación, para este momento, el imput creativo estaba entrando en lugares interesantes. Pasaba por etapas en las que genuinamente el objeto hacía su aparición porque la improvisación requería de esta. Entendí la forma en que, así como el objeto puede empezar la conversación, yo también tengo una voz.
Para mí, lo más duro del trabajo con el espacio es sentirme torpe. El conseguir que mi cuerpo se amalgame con el relieve, las decoraciones y las texturas, me hace sentir torpe al no saber cómo afrontar aquello que existe tanto como yo pero sin necesidad de mi contacto. El permitir que aparezca lo “raro o feo” sin que sea un tema de tabú en mi cabeza aún me cuesta. Desligarme de la idea de lo que es lindo y estético, y lo que se ve bien porque se hace desde un lugar honesto… esa es una búsqueda que espero no termine nunca en mi proceso.
Sentir que mi corporeidad se vuelve una con los agentes externos, fundirme en aquello que no es mío para conseguir ser uno. Esa es el aprendizaje de este lugar en mi proceso, las posibilidades son infinitas.
2.03. Ser Espacio
Así mismo, se abre la puerta para empezar a pensarse a uno mismo como un espacio con capacidad de transformar. Esta idea propia de uno siendo la zona que genera un cambio en el espacio es honestamente trascendental. Cada movimiento es una foto, en cada una de ellas hay algo especial. El permitirme generar cambios así y sentirme parte del espacio me hizo entender que así como me funciona la idea de las fotos, me puede funcionar la idea de simplemente pensar diferentes espacios imaginarios y darles yo mismo cualidades. El pasar de un espacio a otro no tiene que ser definido por paredes, va más allá de la arquitectura. Al yo mismo ser espacio, tengo la completa capacidad de reinventar y reimaginar aquello que me rodea. Yo soy material potencial de primera mano para generar una nueva geografía espacial que no pierda su magia. Este potencial radica en la conexión y consciencia que se crea al componer con el espacio.
3. La Voz
Este lugar fue uno que genuinamente he tenido que trabajar, en nuestra cultura occidental solemos tener la tendencia a desligar el movimiento de la voz, y esta relación es muy importante, y tiene toneladas de potencial creativo. Fue así como empecé un trabajo en el que buscaba hacernme ganar la valentía suficiente y necesaria para que la timidez con algo tan propio como lo es la voz, se mermara.
3.01. La Voz Mental
Por un lado, estaba esta parte un poco más mental y nerviosa de mí. Los nervios de hablar o dejar salir sonidos en voz alta en la improvisación cuando había alguien oyéndome me consumían y desconectaban, se me hacía extraño, hasta que me di cuenta de que realmente es una tendencia que yo solía tener. Poniendo música con amigos o sólo en mi cuarto, me di cuenta de que tenía la costumbre de fingir cantar, pero ni un sonido salía de mi boca. Mis labios hacían todo el trabajo, pero mis cuerdas bucales no intentaban interactuar.
Fue así como decidí comenzar a reconstruir este puente que estaba resquebrajado con mi oralidad. Sinceramente, el cantar en la ducha y con mis amigos me hicieron posible darle libertad a la voz en movimiento. Las formas que hubiese considerado normales o cotidianas, eran las que inconscientemente estaban potenciando bloqueos en mi danza. Así mismo, el que este nudo se soltara fue permitiendo que mi cuerpo cogiera confianza con la acción de hablar ligada a la danza. Poco a poco empezaron a crearse historias menos rebuscadas y más honestas. Provenientes desde aquello que me estaba tocando en ese momento en particular.
Las historias que empezaron a salir de mis labios dejaron de ser impuestas y empezaron a responder a aquello que quería decir en cualquiera de las capas que se afectaban con la improvisación en ese preciso momento.
3.02. La Voz Real
Este fue un lugar que me llamó la atención, fue interesante ver la forma en que mi cuerpo empezaba a liberar sus trabas mentales. Y conseguía empezar a generar un cierto nivel de honestidad respecto a aquello que está pasando en mí. La voz empezó a ser un lugar en el cual me permití ahondar, llegando a estímulos tan especiales como lo fueron la el canto o el hablar en otros idiomas. Espacios en los que me permitía a mí mismo buscar variedad. Estos momentos traían consigo mismo casi que personajes, nuevamente la voz me traía un imponente que enriquecía mi idea de cómo abordar y entender la dramaturgia.
Estos lugares me permitieron buscar ritmos especiales que nacían de la voz. Los sonidos que se producían en mí al moverme generaban que mis extremidades respondieran y adaptaran matices. La respiración y sus sonidos son motores de movimiento.
4. Conclusión
Esta experiencia ha sido para mí experiencia más clara de un laboratorio, en donde investigué realmente mi movimiento en muchas fascetas del mismo. Analicé lugares como mis tendencias y hábitos, para poder después romperlos. Busqué conectar con el vocabulario que Jenny me daba y así mismo con el mío, conseguí entender cómo es mediar con las influencias propias y externas para no perderme en lo que hago. Llegué a comprender qué lugares de mí son los que yo puedo considerar virtuosos si los trabajo. Conseguí emocionarme por mi proceso.
Ha sido entender de primera mano la forma en que estoy dispuesto a crear con diferentes estímulos. El diálogo con las fuentes es lo que en sí enriquece las creaciones, y el entender que ni el afuera ni el adentro prima me marcó. El mediar con los estímulos es un potencial de creación que realmente vale la pena explotar.
He entendido que realmente la creación deviene del lugar del que deba llegar. En algunos casos es un estímulo externo lo que la hace llegar, y en algunos otros es algo mucho más interno que consigue ser tan potente que conecta. La sabiduría en términos creativos a hoy la pienso como este lugar en el que la creación tiene un idioma que uno aprende a entender. La creación es esa posibilidad de crear colores nuevos en el imaginario y tratar de que el otro logre verlos.
También me encanta pensar el diálogo como el lugar de las posibilidades, el entender que todo el tiempo se está en un intercambio constante, y que mediar entre lo interno y lo externo es una puerta a crear en colectivo y a conectar con fibras del otro, me ha hecho replantear la forma en que abordo las interacciones. Todo tipo de pequeños factores han venido volviéndose para mí una forma muy interesante de entender aquello que simplemente pasa, existe y está. El presente tiene tanta potencia como el pasado o el futuro. Es por esto, que para mí finalizar este laboratorio tiene un valor más allá de lo académico. Es un proceso que espero siempre rescate de mi proceso y del cual espero no desligarme porque vale la pena revisitarlo.
Bibliografía
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